Frecuentemente acuden a consulta personas preocupadas por no tener una buena relación con sus hijos, quieren conectar con ellos, pero no saben por dónde empezar.

El problema se intensifica cuando los hijos entran en la adolescencia, aquel individuo que acompañaron durante la niñez y pre-adolescencia, casi ha desaparecido por completo.

Por ello, quisiera compartir unos consejos generales para que estas relaciones no se sigan deteriorando. Espero alguno de ellos pueda servirles:

1. No solo debes preguntar, también puedes compartir sobre ti y más importante aún escuchar. A veces, es fácil olvidar que hablas con otra persona y aplican las normas de la comunicación ¿Cómo puedes lograr que una conversación sea fluida si se parece más a un interrogatorio? Uno, en el que ni siquiera parecieran importar las respuestas.

Empieza por compartir un poco sobre ti, asegúrate de que tus hijos te conozcan, no solo en el rol de padre sino como persona con su historia de vida, intereses, disgustos y particularidades; luego cuando estén listos para compartir información sobre ellos mismos, proporcionales un espacio sin crítica, no regañes ni corrijas cada vez que cuenten algo, podrás hacerlo, pero con calma más adelante, sino cerraras las vías de comunicación.


2. Hablar con lenguaje acorde a la edad, ser corto y preciso para fijar la información. Como padre quieres transmitir todo tu conocimiento a tus hijos, sin embargo, hay cosas que no son relevantes en el momento y pueden distraer del propósito inicial de una conversación.


3. Negociar, ambas partes pueden ceder para que ambas partes puedan ganar. Empieza a dar un poco de libertad, si quieres hijos independientes y seguros de si mismos, tienes que confiar en ellos. Estoy consciente de que hay temas no negociables: salud, seguridad, higiene, entre otros; pero no siempre las cosas tienen que ser a tu manera.


4. Reglas claras y coherentes en todos los miembros de la familia. Será más sencillo tener un ambiente controlado si todos respetan las normas, tus hijos no querrán acatarlas si solo aplican para él o ella, no me refiero a que deba tener los privilegios y responsabilidades de un adulto, pero si todos deben comer en la mesa, estamos hablando de TODOS.


5. Comprender particularidades de cada hijo, comparte con ellos tomando en cuenta las diferentes edades e intereses. Pregunta que les gustaría hacer y recuerda, las actividades no siempre deben ser grupales, puedes dedicarle tiempo en privado a uno de ellos si así lo pide.

El tema de la crianza es muy extenso, hay especialistas que se dedican a etapas de la vida como la infancia y adolescencia o a terapia familiar, considera acudir con alguno si crees que necesitas orientación.

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